Colocar los garbanzos secos en una procesadora o licuadora y licuar a alta velocidad durante varios minutos.

Una vez que los garbanzos se trituren y se forme un polvillo fino, pasarlo por un colador.

Si quedan pedacitos sin triturar, volver a licuar hasta obtener una harina uniforme.

En un bowl, mezclar la harina de garbanzos con el agua, el aceite de oliva, sal y pimienta.

Revolver bien hasta integrar, y dejar reposar la preparación durante una hora.

Aceitar una placa para horno y volcar la mezcla de forma pareja.

Cubrir con una salsa de tomate hecha con tomate triturado, ajo y orégano.

Llevar a horno precalentado hasta que la base esté dorada.

Agregar queso a gusto por encima y volver al horno hasta que se derrita.